Hace 2 años

Luis, de Madrid

Vimos agua en una arqueta del jardín por la que pasa la entrada general a la vivienda. Llamamos a MAPFRE. Aunque me prometieron que un profesional se pondría en contacto en 24 o 48 horas, el fontanero acudió ese mismo día. Él daría la señal para la visita del localizador de fugas. Localizar la fuga no era fácil pues la general pasa profunda por el subsuelo del garaje. Después de distintas pruebas con detectores sonoros y con inyección de gases en las tuberías, el localizador marca un punto como altamente posible para perforar el suelo y acercarse al punto de fuga de agua.

Con dos catas en un tabique de una leñera perfeccionamos la previsión y localizamos ese punto; una conexión en T agrietada. Apenas 2 horas después de descubrir la avería, el fontanero sustituyó la pieza.
Volvíamos a tener agua en la vivienda sin pérdidas por ninguna parte. Durante varios días se dejaron las catas y perforaciones abiertas para permitir el secado del suelo y tierras. Los albañiles pidieron cita para cerrar catas; puntualidad para iniciar su trabajo y preocupación por nuestra parte por cómo quedarían los dos agujeros hechos en el suelo de hormigón pulido del garaje. Su trabajo ha sido primoroso. Empezaron rectificando los bordes de ambos agujeros. Cuando nos dijeron que estaba y lo vimos:

– ¿Qué les parece?
– Muy bien. (Nuestras caras debieron darles alguna pista)
– ¿Qué creían que íbamos a echar un parche?

Lo comentamos en casa; habría que informar a MAPFRE por la excelente calidad del trabajo realizado por estos hombres, y es lo que hacemos en esta encuesta-experiencia. Destacamos las intervenciones del fontanero y de los albañiles. Pero también hay que tener en cuenta que la labor del pocero difícilmente puede ser vistosa. En nuestro caso fue muy dura y el hombre hizo gala de una enorme paciencia.